Santo Domingo.– Los pescadores del río Ozama enfrentan serias dificultades para realizar su labor debido a la acumulación masiva de lilas acuáticas, una problemática que se agrava con las lluvias y que, según denuncian, ha sido ignorada por las autoridades durante años.
Ramón Tiburcio, con más de 45 años de experiencia en la pesca y ahora dedicado a la agricultura, explicó que la presencia excesiva de lilas, a pesar de su capacidad para absorber contaminantes, representa un obstáculo para las embarcaciones que transitan por el río.
“Las lilas tapan todo lo que se llama los canales que entran al Ozama, como el Toza, el Yabacao y el Isabela. Cuando llueve en abundancia, se quedan estancadas desde el puente flotante hasta la 17. Los botes no pueden navegar”, indicó Tiburcio.
El problema se intensifica con la existencia del puente flotante, el cual impide el flujo natural de las plantas acuáticas hacia el mar, provocando su acumulación en amplios tramos del río. Esta situación deja a los pescadores imposibilitados de salir a trabajar, en algunos casos hasta por cinco días consecutivos.
Para intentar continuar con su faena, algunos pescadores optan por trasladar sus embarcaciones por tierra, utilizando tráileres para cruzar el puente. Sin embargo, esta maniobra representa un gasto adicional, ya que deben pagar vigilancia para sus botes al no contar con un muelle protegido del otro lado.
“El daño no es al bote, es al pescador. Porque no puede trabajar, y encima tiene que pagar un sereno para que le cuiden su embarcación”, lamentó Tiburcio.
Los comunitarios también critican la poca efectividad del Interceptor 004, instalado por la organización The Ocean Cleanup para recolectar basura en el Ozama. Según Tiburcio, el dispositivo permanece inactivo la mayor parte del tiempo y no está diseñado para lidiar con la magnitud del problema.
“Ese aparato vino para nada. Solo ataja la lila con un boom, pero no tiene capacidad para recogerla. Este río necesita otra cosa, porque aquí baja lila de todos los afluentes”, denunció.
Los pescadores hacen un llamado urgente a las autoridades ambientales, municipales y al gobierno central para que intervengan de manera efectiva.
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Mientras tanto, el río Ozama continúa cubierto de lilas y los pescadores, atrapados en el agua, siguen esperando respuestas.