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Santo Domingo.- Michael de la Cruz se ha convertido en una insignia de los Tigres del Licey. Su disponibilidad, calidad defensiva y química con sus compañeros, lo han convertido en un baluarte para los Campeones Nacionales y del Caribe.
Tras un par de veranos limitados por las lesiones en liga menor, el receptor de los Tigres, llega de uno de sus mejores veranos tras recibir la oportunidad con los San Antonio Missions, sucursal AA de los Padres de San Diego.
“Estoy agradecido con Dios y con los Padres que me dieron la oportunidad de jugar todos los días. Lo más importante fue que me mantuve saludable y pude jugar todo el año. Fue una bonita experiencia” expresó el catcher campeón.
El nativo de Tamboril, hizo ajustes con los San Antonio Missions, que pudieran ser de impacto positivo para su destacada defensa.
“Hice ajustes en la forma de recibir, yo venía de la vieja escuela. Sin embargo, con los Padres de San Diego tuve que adaptarme a incluso mantener ambas rodillas abajo con hombres en base algo que no hacía antes. Pero con el trabajo y esfuerzo de los coaches, lo he implementado y seguimos mejorando poco a poco” resaltó.
De la Cruz, se destacó en el verano por un enfoque disciplinado en el plato, evidenciado en sus 43 bases por bolas en 100 juegos que crearon un contraste de casi cien puntos entre su promedio de bateo y su porcentaje de embasarse.
En Lidom, siempre ha mostrado dicha habilidad, la cual se expresa en un OBP de .366 en su carrera en todas las etapas. Sin embargo, mantener dichos números no deja de representar un gran reto debido a lo exigente que es el béisbol dominicano.
“Aquí hay que ganar de una vez a diferencia de ligas menores que es más desarrollo. Aquí hay que ganar desde el primer picheo, la fanaticada está arriba de los peloteros, allá es más calmada. Aquí es todo a fuego, como decimos” agregó.
El conjunto azul ha contado con catchers importados de nivel en los últimos torneos, destacándose Roberto Pérez, Jesús Sucre, Sandy León, Jair Camargo entre otros, pero De la Cruz se ha mantenido como el receptor personal del mejor lanzador de la liga invernal, César Valdez.
“Gracias a César que me ha dado la confianza y comodidad desde el principio. No es un secreto la confianza que tenemos no solo dentro sino fuera del terreno. Día a día seguimos conociéndonos para seguir mejorando” expresó el mascara.
Además, de su incansable trabajo personal, De la Cruz planea transferir a los jugadores más jóvenes la clave del éxito de los Campeones Nacionales y del Caribe.
“La disciplina, el trabajo y el respeto. Respeto a los coaches, a la fanaticada y al compañero. Fue la clave del año pasado y venimos con la misma meta este año para ganar la 24", concluyó.
